Nunca Hables Mal de los Maestros Delante de tus Hijos

En ocasiones llegan nuestros hijos quejándose de algo que sucedió en la escuela. Es muy importante escucharlos atentamente, sin darle más importancia de la que tiene el evento. Aún cuando parezca que lo que sucedió estuvo realmente mal, debemos escuchar al niño sin alarmarnos delante de él, y mucho menos hablar mal de la maestra.

Los niños muchas veces tienen una perspectiva de lo que viven, no quiere decir que mienten, simplemente les cuesta ver el panorama completo.

Mi sugerencia es hablar al día siguiente con la maestra en cuestión y preguntarle que fue lo que sucedió. Ella, no la directora de la escuela, estuvo allí, por lo tanto, es a la primera persona con la que se debe hablar. Después de escuchar su lado de la historia, se debe hablar claramente con ella, diciéndole lo que el niño expresó. No debemos hablar con enojo, no debemos hablar de manera agresiva, simplemente debemos decir las cosas como nos las trasmitió el niño.

Si el tema es delicado, se puede concertar una cita en persona con la maestra, y si no hay una respuesta adecuada por su parte, entonces sí hay que hablar con su superior: ya sea la coordinadora de nivel, o directora.

En otras palabras, debemos darles el beneficio de la duda a los maestros, ya que muchas veces los niños interpretan las cosas un poco diferente a la realidad. Por ejemplo, un niño que tiene una hipersensibilidad en la piel, puede expresar que le pegaron, aún cuando simplemente lo tocaron. No está mintiendo, está expresando como vivió lo que sucedió, y para él fue real.

Cuando hablamos mal de una maestra delante de nuestros hijos, le quitamos autoridad, lo que muchas veces hace que los niños actúen de manera prepotente. Al ver que los padres “les dan la razón” sin investigar lo que realmente sucedió, les da permiso a tratarlas con menor respeto, y eso, a la larga, tampoco nos va a beneficiar en la relación con nuestros hijos.